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26/9/10

The century of self / El siglo del individualismo

"The century of the Self" (El siglo del individualismo) es una serie de cuatro documentales de la BBC, en los que Adam Curtis disecciona la influencia de la psicología de masas y la propaganda en la creación de la sociedad de consumo y el Poder en sí mismo del siglo XX. Digamos que, más allá de sociedades secretas, el documental, extraordinariamente conducido, nos introduce en las entrañas del poder sobre las masas, en la publicidad, la propaganda, las relaciones públicas y los medios de comunicación.


1- Máquinas de la felicidad
Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, se hizo un hueco en la historia de las relaciones internacionales al trabajar como propagandista de guerra para EEUU en la II Guerra Mundial. Sin embargo su verdadero éxito fue aplicar las teorías de su tío sobre las fuerzas irracionales que gobiernan nuestras decisiones, no para curar alteraciones psíquicas, sino para seducir al consumidor a que compre ciertos productos. La estrategia era asociar los productos con personalidades y con la idea de sentirse diferente, más allá de la funcionalidad del producto o su necesidad. De un cliente a otro Bernays se convirtió en un rico líder y pionero de las relaciones públicas y el marketing.



2. La ingeniería de consentimiento
Tras la II Guerra Mundial, debido a las numerosas depresiones mentales en el ejército y a las imágenes de los campos de concentración, se empezó a prestar atención a los sentimientos de los ciudadanos. La oposición que el gobierno había mostrado a las empresas cedió, y aceptó la necesidad de controlar el animal que llevamos dentro, recurriendo a los psicoanalistas que prometían poder controlar esas fuerzas interiores y hacer que los ciudadanos se convenciesen y fuesen unos sólidos defensores de la democracia. Ciudadanos que no cayesen fácilmente presa de las fuerzas interiores que tenían dentro, si es que algún día se desataban. Liderando al movimiento psicoanalista estaba Anna Freud, hija de Freud, que creía que la manera de hacer fuerte al individuo es enseñarle a adaptarse a las reglas de la sociedad. Según ella era inútil cuestionar la realidad que nos rodea, había que formar ciudadanos felices que encontrasen su lugar en la sociedad que les ha tocado vivir.



3: Hay un policía en el interior de nuestras cabezas que deber ser destruido
Una vez que el icono del psicoanalista cayó, emergieron todos sus enemigos como triunfadores, proponiendo toda clase de respuestas liberalizadoras en un mercado de la insatisfacción donde el capitalismo y los políticos de la derecha se adaptaron rápidamente para sacar beneficio de este ansia de liberación, respuestas y deseos infinitos. Paradójicamente esto produciría unos consumidores más manipulables que cualesquiera otros del pasado.
Uno de los críticos del psicoanálisis era Wilhelm Reich, antiguo discípulo de Freud. Reich creía que dentro del ser humano había bondad, y que el hecho de reprimir sus instintos era lo que hacía a la gente peligrosa. Reich murió sin mayor trascendencia para la psicología, presa de sus descabelladas teorías sobre la libido como fuerza propulsara del ser humano. Pero se recuperaría lo fundamental de su crítica en los 60.


4. Ocho personas bebiendo vino (reunión en Kettering)
Las ideas de Bernays habían evolucionado hasta crear toda una industria dedicada a conocer los deseos que se escondían en la mente del individuo: el marketing. La herramienta principal eran los grupos de discusión, que en una vuelta más de tuerca terminaron usándose como herramienta electoral. Esta vez sería la izquierda la que copiaría las técnicas de los negocios para retomar el poder, pero con ello violentarían sus propia ideología y caerían presos de la codicia del nuevo yo individualista.
Durante los 80, Thatcher en Gran Bretaña y Reagan en EEUU, ambos apelaron al individualismo, a los deseos y miedos inconscientes, y legitimaban la negación de la compasión, como si ser pobre fuera una elección. La derecha conectó de manera natural con ese electorado que perseguía únicamente la satisfacción de sus intereses y cosecharon numerosas victorias.

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24/9/10

la gran estafa del calentamiento global (versión completa, no censurada)



La película de Al Gore Una verdad inconveniente, se ha encontrado con su equivalente: un devastador documental exhibido recientemente en la televisión británica, que también ha sido visto por millones de personas en Internet. A pesar de su título rimbombante, La gran estafa del calentamiento global está basado en una ciencia correcta al registrar las declaraciones de verdaderos científicos climáticos, incluido yo. Una verdad inconveniente principalmente registra a un político.
Los argumentos científicos presentados en La gran estafa del calentamiento global pueden ser reseñados muy sucintamente:
1. No existe absolutamente ninguna prueba de que el calentamiento actual sea causado por el crecimiento de los gases de efecto invernadero de las actividades humanas, tal como la generación de energía de la combustión de carburantes. Observaciones en núcleos de hielo demuestran que los aumentos de la temperatura han precedido a—no resultado de—los incrementos en el CO2, por cientos de años, sugiriendo que el calentamiento de los océanos es una fuente importante del aumento del CO2 atmosférico. Tal como el dominante gas de efecto invernadero, el vapor de agua es más, mucho más importante que el CO2, aún no manipulado bien por los modelos climáticos—y, en cualquier caso, fuera de nuestro control. Los modelos de efecto invernadero tampoco pueden explicar el enfriamiento observado durante gran parte del siglo pasado (1940–75), ni los patrones de calentamiento observados—a los que denominamos “huellas digitales”. Por ejemplo, la Antártida se está enfriando mientras que los modelos predicen calentamiento. Y allí donde los modelos pronostican que la atmósfera media se calienta más rápido que la superficie, las observaciones muestran exactamente lo contrario.
Pero la mejor evidencia que tenemos apoya a las causas naturales—cambios en la nubosidad vinculados a las variaciones regulares en la actividad solar. Así, el calentamiento actual es probablemente parte de un ciclo natural de calentamiento y enfriamiento climático que se remonta a casi un millón de años. Ello explica el “período calido medieval” alrededor de 1.100 D.C., cuando los vikingos fueron capaces de establecerse en Groenlandia y realizar cultivos, y la “pequeña edad de hielo”, desde aproximadamente 1.400 a 1.850 D.C, que trajo inviernos severos y veranos fríos a Europa, con cosechas que fracasaron, hambrunas, enfermedades y miseria generalizada. Se han realizado intentos para sostener que el calentamiento actual es “inusual”; un análisis espurio de los anillos de árboles y otra información de fuentes indirectas trató de negar la existencia de estos cambios climáticos históricos; pero el resultado de este denominado “palo de hockey”, que las temperaturas terrestres han sido constantes hasta las décadas recientes, ha sido en la actualidad ampliamente desacreditado.
2. Si la causa del calentamiento es mayormente natural, entonces es poco lo que podemos hacer al respecto. No podemos influir en el inconstante sol, el origen probable de la mayor parte de la variabilidad climática. Ninguno de los planes de mitigación actualmente circulando por ahí servirán de algo; son todos irrelevantes, inútiles e insensatamente costosos:
El control de las emisiones de CO2, ya sea mediante el racionamiento o la elaboración de esquemas de limites e intercambio
La antieconómica energía “alternativa”, tal como el etanol y la poco práctica “economía del hidrógeno”
Instalaciones masivas de turbinas de viento y colectoras solares
Proyectos propuestos para el secuestro del CO2 de las chimeneas o incluso de la atmósfera
Irónicamente, todos estos planes serían ineficaces incluso si el CO2 fuese responsable de la tendencia de calentamiento observada—a menos que pudiésemos persuadir a cada nación, incluida China, de recortar el uso de combustible ¡un 80 por ciento!
3. Finalmente, nadie puede demostrar que un clima más cálido produciría impactos negativos en general. La muy temida suba en los niveles del mar no parece depender de las modificaciones de la temperatura en el corto plazo, dado que los aumentos del nivel mar han sido permanentes desde la última edad de hielo, hace 10.000 años. De hecho, muchos economistas sostienen que lo opuesto es más probable—que el calentamiento produzca un beneficio neto, que incremente los ingresos y los estándares de vida. Todos concuerdan en que un clima más frío sería malo. ¿Por lo tanto por qué el clima actual sería el óptimo? Seguramente, las probabilidades a favor de esto deben ser sumamente pequeñas, y la historia de los calentamientos climáticos pasados lo confirma.
Pero el mensaje principal de La gran estafa del calentamiento global es mucho más amplio. ¿Por qué deberíamos dedicar nuestros escasos recursos a lo que esencialmente no es un problema, e ignorar los verdaderos problemas que enfrenta el mundo: hambruna, enfermedad, negación de los derechos humanos—para no mencionar a las amenazas del terrorismo y las armas nucleares? ¿Y estamos verdaderamente preparados para lidiar con los desastres naturales; con las pandemias que pueden aniquilar a gran parte de la raza humana, o incluso con el impacto de un asteroide, tal como el que exterminó a los dinosaurios? No obstante los políticos y las elites en gran parte del mundo prefieren entretenerse con y dedicar nuestros limitados recursos a los temas de moda, en vez de concentrarse en los reales. Tan solo considérense las espeluznantes predicciones que emanan de figuras mundiales supuestamente responsables: el científico en jefe del Partido Laborista de Gran Bretaña nos dice que a menos que impermeabilicemos nuestras casas y usemos bombillas de luz más eficientes, la Antártida será el único continente habitable para 2100, con unas pocas parejas reproductoras sobrevivientes propagando a la raza humana. ¡En serio!
Imagino que en un futuro no demasiado distante, todo esta histeria habrá desaparecido, particularmente si el clima decide enfriarse—tal como lo hizo durante gran parte del siglo pasado; debería tomarse nota aquí que no se ha calentado desde 1998. Las generaciones futuras mirarán hacia atrás a la locura actual y se preguntarán de qué se trataba todo eso. Tendrán películas como Una verdad inconveniente y documentales como La gran estafa del calentamiento global para recordárselo.
Traducido por Gabriel Gasave

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17/9/10

FOOD INC.



El largometraje documental “Food Inc.” muestra el funcionamiento de la industria alimentaria de EE.UU y los procesos que se ocultan al consumidor con el consentimiento de las agencias reguladoras y de control gubernamentales. Revela que el suministro de alimentos de EE.UU está controlado por un puñado de corporaciones que a menudo anteponen los beneficios a la salud del consumidor, al sustento de agricultores y granjeros y a la protección del medio ambiente.
En Norteamérica, cinco compañías de comida rápida determinan, con su poder de compra masivo, las reglas del juego para todo el sector agroganadero (condicionando incluso a los pequeños granjeros): desde qué cultivos monopolizan la producción hasta cómo se engorda y faena al ganado. El resultado es un sistema en el que la comida rápida, más barata que la saludable, ha copado restaurantes y supermercados, provocando daños a veces letales y augurando un futuro de obesidad y diabetes generalizado, mientras crece sin control un sector de empleo barato y desprotegido y el lobby que mantiene a raya a las entidades gubernamentales que deberían estar fiscalizándolo.
Apoyado en las investigaciones de Eric Schlosser para su ‘bestseller’ “Fast Food Nation” y en el libro de Michael Pollan “The Omnivore’s Dilemma (El dilema del omnívoro)”, el documental saca a la luz datos estremecedores sobre lo que comemos y cómo se produce y su efecto en la actividad económica y la salud del consumidor. Aunque este documental investiga la situación de la industria alimentaria en Estados Unidos, sus revelaciones hablan de una clara tendencia global.

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16/9/10

HUGO CHÁVEZ: Un fantasma recorre Copenhague: El capitalismo


Un fantasma recorre Copenhague: El capitalismo

Presidente Hugo Chávez en la Cumbre de Cambio Climático:
"Si el clima fuese un banco, los ricos ya lo hubieran salvado", afirmó el Jefe de Estado, Hugo Chávez / Recomendó el libro "Cómo los ricos destruyen el planeta", de Hervé Kempf / "Cambiemos el sistema y así salvaremos el planeta", destacó
El presidente de la República, Hugo Chávez, durante su intervención en XV Conferencia de la Organización de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, sostuvo que "un fantasma recorre las calles de Copenhague". Parafraseando a Carlos Marx, dijo, "ese fantasma es espantoso y casi nadie quiere nombrarlo: El Capitalismo".
"Lo que vivimos en este planeta es una dictadura imperial (...) y eso es lo que vemos (en Copenhague), pues hay un grupo de países que se creen superiores (...) No nos extrañemos de esto, pues una vez más estamos ante una poderosa evidencia de la dictadura imperial", afirmó el Jefe de Estado.
Afirmó que se mira con desdén a los países subdesarrollados, o como dice Eduardo Galeano, arrollados a través de su historia por los países poderosos.
Asimismo, el presidente de la República hizo un especial reconocimiento a los jóvenes, quienes han encabezado las manifestaciones en contra del sistema destructivo a la salud del planeta.
"Son jóvenes preocupados, mucho más que nosotros, por el futuro del mundo. La mayoría que estamos en la Cumbre tenemos el sol a la espalda, mientras que ellos tienen el sol al frente", aseveró el Primer Mandatario Nacional.
Sostuvo además que en las diferentes consignas de estos jóvenes, dos le llamaron la atención: "'No cambien el clima, cambien el sistema' y yo lo tomo para nosotros, pues si cambiamos el sistema, en consecuencia, salvaremos el planeta. El capitalismo está acabando con la vida y la especie humana", dijo.
El otro lema -especificó Hugo Chávez- "está a tono con la crisis bancaria que recorre el mundo y todavía golpea: ‘Si el clima fuese un banco, ya lo habrían salvado' y creo que es verdad".
Aprovechó la ocasión para recomendar el libro "Cómo los ricos destruyen el planeta", del escritor francés Hervé Kempf. "¿Será que los ricos piensan irse a otro planeta después de que lo destruyan?", se preguntó.
Si el capitalismo se resiste, demos la batalla
"Si el capitalismo se resiste, nosotros estamos obligados a dar la batalla y abrir los caminos de la salvación de la especie humana, levantando las banderas de la igualdad, de la justicia y del verdadero humanismo", enfatizó el Jefe de Estado venezolano parafraseando al Libertador Simón Bolívar.
"El planeta vivió miles de millones de años sin la especie humana, es decir, no le hacemos falta. Pero, en cambio, nosotros sin la tierra no vivimos", puntualizó.

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