Después de Munich 72

Aquellos Juegos Olímpicos de 1972 estaban llamados a borrar el sello del nazismo de los del 36 en Berlín y a presentar a la República Federal de Alemania como un país democrático, en paz y tolerante. Iban a ser unos Juegos "del buen humor". No debía haber gendarmes ni alambres de púas a la vista, tal la estrategia policial. A las 4.55 de la mañana del 5 de septiembre de 1972, ocho terroristas del grupo palestino "Septiembre Negro" asaltaron la residencia de los deportistas israelíes en la villa olímpica de Múnich. Inmediatamente asesinaron a dos de ellos, Moshe Weinberger y Josef Romano, y tomaron como rehenes a otros nueve atletas. A cambio de su liberación exigieron un avión y la puesta en libertad de 200 árabes presos en cárceles israelíes. Las tensas horas de negociaciones con las autoridades alemanas no dieron ningún resultado
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